Conclusiones.

La inclusión educativa enfrenta retos profundos y estructurales que requieren una transformación en todos los niveles del sistema educativo. Uno de los mayores desafíos es la formación docente. Estudios como los de Florian y Black-Hawkins (2011) destacan que muchos profesores carecen de una preparación adecuada en pedagogías inclusivas, lo que limita su capacidad para atender la diversidad en el aula.

Las universidades, a su vez, no siempre integran en sus programas de formación una visión crítica y actualizada sobre la inclusión, lo que genera una reproducción de prácticas excluyente.

La falta de recursos materiales y humanos también obstaculiza la inclusión. En países con escasa inversión educativa, es común que las escuelas no cuenten con personal especializado como psicólogos, terapeutas del lenguaje o maestros de apoyo. La inclusión no puede ser efectiva sin un entorno escolar accesible y adecuado.

A pesar de estos desafíos, las perspectivas hacia el futuro de la inclusión educativa son alentadoras, la tecnología también ofrece oportunidades para avanzar en la inclusión. Las escuelas deben ser espacios que valoren la diferencia como riqueza, y no como problema, aún falta mucho pero por nuestra parte empezaremos por desarrollar en la materia de ingles y expresión oral nuestros productos finales.